Las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta cobran vida todos los años durante el solsticio de verano. Antes del amanecer salen todos de sus casas. Las calles se llenan de tambores, cantos y maracas, y sobre el cielo cuelga una pesada luna llena. Ya con los primeros rayos de sol hay quienes tienen el poder de adivinar en las nubes del alba los designios del año que viene.
De estas bandas de bailarines y devotos las cucambas son las primeras en salir y su jefe baila para darle noticias al palenque de lo que viene. Comienza la fiesta y hordas de diablos salen bailando perseguidos por negros con machetes en sus manos y sombreros de flores en sus cabezas. El jefe del palenque lidera a los suyos hasta la iglesia, donde los diablos se han arrodillado ante el santísimo. Las cucambas esperan afuera para evidenciar el triunfo de los negros y las negras.
El resto del pueblo mira el espectáculo y se une bailando. Una fiesta llena de colores e historias perdida en las montañas. Un evento completamente único en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Fotos por Julián Santamaría
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